[…] En el pueblo hay
también una belleza, una mujer cuyo
marido está en la guerra,
Mdme Octavi, y la única de la
población femenina que merece
ese nombre. Delante de su puerta y
en la casa se reunía [esto,
tachado] media guarnición […].
(Fragmento de Diario de guerra, de Ernst Jünger)
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en ocio, pensamientos que dicen
el cuerpo de ballena es un sexo triste
yo que soy tan joven conozco solo el
disparate
en la puerta de octavi nos hemos puesto todos
como rastrojos de un sueño
unas plantas de río
tristes de negligencia
legañas de un paso roto
de uno en uno se nos salen las caras
bebimos no más que qué más que una ceja?
barbilla ambiente, un torno en leve ejercicio,
un brazo así que de remire
qué lejana mi trinchera, a saber
quién vive, quién
sigue intacto,
qué partes nos faltan
debiera andar expuesto
yo
tiro en el tiro
riesgo de cadáver
la piel siempre aparece como maldita:
cuando es turno del fusil se nos subleva la carne
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